Cómo volar a la vieja usanza (introducing Chilosa)

Hace unos días leí un post acerca del Tantra Yoga Blanco, y no pude evitar recordar una experiencia que tuve hace unos meses con un ritual chamanístico con la Ayahuasca.
Para darles una pequeña introducción les contaré que su uso se remonta a 5.000 años. Es una liana de la selva amazónica, conocida y utilizada por los pueblos indígenas amazónicos. Se la considera una planta maestra y sagrada; constituye el fundamento del chamanismo, de la medicina tradicional y de la cosmovisión indígena.
Además de ser un método de limpieza interior que trabaja simultáneamente en el cuerpo físico, energético y psíquico (permitiéndonos un proceso de limpieza a esos niveles), es también una puerta de acceso a estados modificados de la conciencia, permitiéndonos observar realidades que serían ocultas en circunstancias ordinarias. Esta situación nos permitirá entender y reconciliarnos con la vida, con los demás, con la naturaleza, el universo, con nosotros mismos.

Luego de esta introducción, la verdad es que la invitación que me hicieron a participar a en este tipo ritual, me llamo mucho la atención y, por qué no decirlo, me entro esa curiosidad que todos tenemos en nuestro ser interno... y válgame que yo sí salí curiosa!
Debíamos realizarlo fuera de la ciudad, por lo que nos dirigimos hacia la costa. Al llegar a la casa que se había designado, nuestro Chamán realizo una purificación del ambiente. Luego nos solicito que colocáramos todos los muebles en una dirección que él indicó porque sería la mejor manera en la cual las energías se podrían concentrar. Encendimos la chimenea, porque déjenme decirles que esa noche hacia un frío de aquellos en los cuales a uno de se le congelan hasta los malos pensamientos.
La ayudanta del Chamán nos repartió unas bolsitas y unas mantas. Luego nos dispusieron también en una forma acorde con la energía. Por cierto, no sé si comente que aquí nadie se conocía. Por lo que se imaginaran que todos, entre hombres y mujeres, nos mirábamos con caras de “el que arranca primero yo lo sigo”. Cosa que no sucedió.
Durante la ceremonia, el Chamán realizó unos cánticos y nos tomamos de las manos para concentrar la energía. Finalmente llegó el momento esperado de recibir cada uno su tal ansiada pócima de Ayahuasca. Previamente nos dijeron que cado uno debía tomar, antes de la primera hora transcurrida la ceremonia, cuatro tazones. Les digo tazones por no decirles jarras.
Cuando me pasaron la mía, además de estar hirviendo (lo que provoco que me quemara más de algún dedito y que por poco me hizo exclamar algún improperio a viva voz), debo decirles que el aroma y el aspecto... hijote! creo que el pantano de Shreck es un lago cristalino frente a lo que tenía ante mis ojos!. Tan solo con acercármela a la boca ya me empezaban a dar arcadas... pero bueno, estaba en busca de mi yo interno y quería purificar mi alma. Asisque hice de tripas corazón y de dos sorbos me tome el primer tazón. En eso tardé aproximadamente media hora, por lo tanto me quedaba solo 30 minutos para beber el apestoso líquido de los otros tres tazones.
Me pasaron el segundo tazón con la advertencia que debía tomarlo de un solo sorbo porque me quedaba poco tiempo. Ahí fui de nuevo, a hacer tripas corazón. Pero no me resultó. Solo alcancé a beber tres sorbos. Cuento corto: en una hora solo pude beber casi dos tazones, por lo tanto no podría encontrar mi yo interno ni limpiar mi alma. Ahí comprendí que debía estar bastante sucia para que ese apestoso liquido no pudiera entrar en mi cuerpo. A mi alrededor veía como todos habían logrado tragar el bendito y sagrado brebaje. Ayyy!! de solo recordarlo parece que se me viene guajardo de nuevo!!

En ese minuto entendí para que servían las benditas bolsas. Cuando comencé a ver a mi compañera de al lado cómo expulsaba todo sus males y los dejaba ahí depositados, otro mas allá cayo en una catarsis extrema, otros salían como podían en dirección al primer baño que encontraban. Y yo nada. Ahí con mi tercer tazón… y nada de nada.
Ahí vino la actriz que tengo dentro y, para no hacer sentir mal a este Chamán que a esas alturas ya no sabia por donde meterme los tazones, de solo mirarlo a los ojos veía que me agarraba y sencillamente me los metía por el culo porque la boca no me la abrían ni con las peores torturas; como decía, en una actuación digna de un Oscar comencé a escupitar, porque vomitar tampoco me salía. Hasta que recordé que en uno de los pisos superiores había un baño. En un dos por tres y con cohetes adheridos a mis pompas, salí a atrincherarme en el bendito baño. Estando ahí como que la sustancia empezó a hacer efecto, o tal vez fue la música que se escuchaba en toda la casa (Melodía Vomitadora), que comencé a vaciar mis tripas. Lo primero que salió fue el bendito brebaje. Tan solo volver a sentir ese sabor, me instó a seguir vaciando tripas y dejarlas en el excusado. Cuento corto: creo que deje en ese baño hasta la cena de Año Nuevo.

El único yo interno que encontré fueron mis tripas, porque de los demás… nada. Cuando logre salir del baño, veía cómo aquellos compañeros, todos compuestitos, estaban regados por cualquier parte y con unas caras de aquellas que me hacían recordar las peores crudas de juventud.
En fin, lo único bueno de toda esta sesión fue que logre sacar la personalidad y colocarme a cantar, cosa que hago solo en la ducha. Lamentablemente, mis buenos asistentes solo pudieron contar con un repertorio (Padrino: para la otra sesión necesito las otras canciones de sus CD´s, para cambiar la melodía ... jejeje).
Y si ustedes creen que pude vaciar mis tripas solo esa noche, pues se equivocan! Porque las seguí vaciando los siguientes tres días!! Para colmo de males, un amigo que me acompañó esa noche, pensó que con los efectos de la pócima podría tener una noche de 9 semanas y media. Debió conformarse con dormir al lado de una chica desafinada, con un solo repertorio y vestida con todo lo que encontró a su paso y lo único descubierto eran sus ojitos.
Esa fue mi experiencia con aquella pócima de 5000 años y utilizada por nuestros valientes antepasados indígenas. Hoy, que ya se a lo que los sometieron, para mí son unos ídolos. Porque aunque ahora va el mismo grupo hacia la Selva peruana a repetir ese ritual, yo ni por todo el oro de la Cuidad Perdida iré a dejar mi intestino grueso, delgado y todo mi aparato digestivo a esos lados. Y si quieren que purifique mi alma, pues me voy donde el cura y que me de un penitencia de 10 Ave Maria, 20 Padre Nuestros y 5 Credo. Pero no vuelvo en mi vida ni tomar la Sagrada Ayahuasca!!